Buscas trabajo????

Este es un escrito que hice a los 21 años cuando tenía mi segundo empleo, podrá notarse mi buena educación en la redacción... que niña tan buena era.... perdón...sigo siendo



Las 7 de la mañana, hace un sueño terrible y yo en este autobús rumbo a Aguascalientes, sí, me gusta mi trabajo pero a veces es un poco difícil.

Cuando estudiaba la Licenciatura siempre pedía que cuando fuese a trabajar, pudiera conseguir un empleo que me permitiera viajar y conocer muchos lados, "ten cuidado con lo que pides, porque en su efecto te será concedido" me dijo una gran amiga y ahora surtía efecto; vaya, es difícil esto de los viajes, hacer maletas y andar sola "a mis pequeños 21 años" como dice mi mamá (siempre te verán tan pequeño),

A qué voy a Aguas?, tengo que realizar un casting para seleccionar a una chica que será la imagen de una marca de detergentes poco conocida pero muy efectiva, por lo que sé ya hay varias chicas que pasaron la selección y ahora voy yo representando a mi empresa quien realizará la contratación

Sentada en el asiento 12, pensaba en lo mucho que detestaba y amaba mi trabajo mientras veía una película bien chafa, me moría de frío por el aire acondicionado del autobús y renegaba por el vecino del asiento de atrás que roncaba peor que león! en fin, gajes de los viajes...

Llegando a Aguas me dirigí directamente al hotel donde realizaría el casting, todo tenía que ser breve, al día siguiente tenía que estar nuevamente en león y mi plan era regresar el mismo día; realicé mi trabajo exitosamente y eran como entre la una y las dos de la tarde y yo moría de hambre, tenía que tomar un desayuno que para la hora que era pintaba más a ser ya una comida, me dirigí entonces a un restaurante de una conocida cadena a nivel nacional, de esos en los que las meseras de pelo corto te reciben ya con el café en la mesa, ¿café en la tarde? Hasta eso se me antojaba... entre lo que ponía el mantel, los cubiertos y te recomendaba el menú de comidas pude observar a un hombre que llegaba al mismo lugar como de entre 30 a 40 años, pantalones de vestir y camisa color verde, entró, se paró en un pasillo casi frente a mi y me veía muy extrañamente

Es molesto a veces que se te queden viendo con extrañeza, más aún cuando es una persona que no te agrada mucho verdad?, pedí mi orden y el hombre rodeo los pasillos entre los que me encontraba sentada, me incomodé aún más y aproveché para poder pararme al baño a lavar mis manos y esperar a ver si se había ido ya... cuando regresé, mi sorpresa fue que no estaba ya parado, sino sentado en la mesa contigua a la mía, claro, ya con su café servido y sus cubiertos...

Ni modo, ya que, me senté y la mesera llegó casi enseguida a servirme mi “desayuno”;

Estaba a punto de tomar el primer bocado tratando de ignorar a mi compañero de lado cuando mi sorpresa fue el ver llegar a una chica y llamarlo “¿Roberto?”, asintió el hombre, vaya, quizá me había confundido con la chica que acababa de tomar el asiento frente a él, se presentaron y comenzó una charla que es de lo que ahora les voy a platicar...

yo, se que suele ser de mala educación atender conversaciones ajenas, pero la gente ajena debe entender también que cuando no quieran que alguien más se entere de su conversación deben de empezar por modular su tono de voz, su gesticulación y su algarabía al contar sus anécdotas, simplemente llaman la atención, cosa que sucedió con mi pareja vecina...

al principio pensé que era una cita a ciegas, por la forma en como se saludaron y se conocieron en aquél restaurante, pero al iniciar la plática el comenzó a hacer una serie de preguntas que más que cita, me sonó a una entrevista de trabajo como las que yo suelo hacer, sí quizás era eso, sólo un trabajo...

ella se llamaba Sara, de 29 años, casada a los 23 y divorciada a los 26, no infidelidad, no alcoholismo, simplemente ella no se sentía entregada al 100%, vivía con sus padres y trabajaba como maestra de Química en una Preparatoria, de la que quería salirse porque habían descubierto que sostenía una relación con un alumno, sólo un noviazgo, según ella, tenía una amiga muy Open Mind, y le gustaba el ambiente de su amiga aunque a sus papás no, pero ella ya se consideraba una persona sumamente independiente para poder decidir su estilo de vida por si misma, su mejor amiga tenia un año de haberse ido a Canadá a estudiar inglés por lo que se sentía sola, hermanos? solo uno, mayor y felizmente casado...

era interesante la conversación y yo seguía comiendo y era notable la forma de hablar de ella, él era más mesurado y su tono de voz se moderaba con cada pregunta, pero por muy bajo que el pudiera hablar yo alcanzaba a escuchar todo y claramente cada palabra que el decía, mi bocado se detuvo y estuvo apunto de caerse de mi tenedor al escuchar una extraña... que digo extraña, inoportuna pregunta por parte de el, ¿Tu ex esposo es la única persona con la que has sostenido relaciones sexuales?,

vaya que metiche, era la modernidad o yo jamás preguntaba eso en mis entrevistas, evite voltearlos a ver con mi cara de wath porque no fuesen a sospechar que estaba entreteniéndome con su conversación, ella contestó que si y entonces el comenzó a decir... “El trabajo está así, ganas muy bien, tienes mínimos tus doce mil pesos semanales que no es ni lo que ganas en dos meses de trabajo en tu escuela, solo que si tienes que ser muy entregada con el cliente, a él lo que pida, si lo pide oral así será si lo que quiere es solo tu compañía igual te pagará los mismo pero ya depende de él, la ventaja de esto es que solo tenemos clientes reconocidos en las grandes esferas de la política y los negocios pero por lo mismo debes guardar toda la seriedad y discreción del mundo...” sí, era un empleo para ser “Dama de compañía” o “Prostituta cara” como vulgarmente se hace llamar este viejo oficio, para esto yo ya tenía mi cuenta en la mesa y solo esperaba mi factura, sí, por aquello de la comprobación de los gastos y demás y en cuanto me la trajeron me retiré del lugar, por lo que de esto les debo el final...

se convirtió Sara en prostituta o siguió siendo maestra de Química????... ni yo lo sé...