jueves, 17 de enero de 2008

No sería yo!

Una ciudad ajena, un aire nuevo, un nuevo empleo y la misma soledad que me acompaña desde que eliminé de mí los últimos rezagos que tenía de un amor y un sentimiento; todo ha cambiado, pero yo sigo siendo la misma, la misma niña que oraba cuando era primaria, la misma que bailó hasta morir en secundaria, la misma amiga incondicional en la preparatoria, la misma desubicada y primer enamorada en la universidad, porque sí, fue hasta la universidad cuando conocí por primera vez el amor y sus estragos en la vida emocional de los seres humanos.

Me perdí en un amor que también se perdió por mi, pero como todo ser vivo en este mundo, cambió y cambiamos los dos, nos volvimos dos seres completamente diferentes a los que conocimos, aunque conservábamos la misma esencia, el mismo calor y el mismo amor, pero los caracteres y la visión de “vida personal” dejaron de involucrar los sueños del otro, el amor no termino, pero sí la complicidad de pareja que alguna vez existió, era mejor dejarlo todo por la paz y aprender que por más amor que exista si no hay afinidad es mejor acabar.

Y esto que alguna vez era mi mejor sueño casi real, terminó. Soy del tipo raro de persona a la que no le gusta sufrir, entre muchas otras cosas, vaya, tampoco me gusta vivir con dudas, ni beber de una leche refrigerada que ya fue abierta, ni que la gente haga ruido cuando come en la mesa, no me gusta ni ver ni oír a la gente mascar goma, tampoco me gusta la goma de mascar, odio la basura en la calle y rogar porque alguien me crea cuando estoy diciendo la verdad, ni mi cuarto tirado, ni que el agua este helada cuando me lavo las manos, soy un tanto difícil y eso jamás ha cambiado y no espero que pase, si algo de eso cambiara, dejaría de ser yo. Y esa esencia que hay de mí, en este amor no cambió, cambió lo superficial, mis sueños y ambiciones dejaron de incluirlo, vaya me hubiese gustado que estuviera pero no podía obligarlo y menos aún cuando yo sabía a donde se dirigía, entonces mejor dejarlo hasta ahí, lo malo es que el amo no se quedó ahí, endemoniadamente aún sigue dentro de mí y dentro de él y aunque ya sean dos malditos años, se volvió parte de mi esencia, al grado de que si no sintiera ese inmenso amor, ese resentimiento conmigo misma por no luchar por lo que amaba y no poder nada de mi parte para acoplarme a una relación de “dos” , esa cobardía de tomar el teléfono y decirle que lo amo… no sería yo.

Mi esencia se resume en que no me gusta sufrir físicamente, tampoco me gusta vivir con dudas, ni beber de una leche refrigerada que ya fue abierta, el ruido de la gente en la mesa, odio la goma de mascar, no me gusta la basura en la calle y rogar porque alguien me crea cuando estoy diciendo la verdad, ni la recámara tirada, ni que el agua este helada cuando me lavo las manos, pero más que esto, odio que el amor no se haya escapado de mi después de tanto tiempo, odio ser egocentrista y odio más aún amarlo tanto y ni siquiera tener el valor de decírselo… si esto no tuviera, no sería yo.