Hace años era yo la que daba vueltas y vueltas en la cama justo la noche anterior a comenzar un nuevo ciclo escolar, cómo lo recuerdo! Y realmente... ahora que lo pienso no veo el porque estaba así, era la misma escuela, los mismos compañeros, ah ya! seguro me emocionaban las cosas nuevas que iba a conocer, nuevo aprendizaje y nueva maestra.
Ayer, cómo hacía ya muchos años regresó ese cosquilleo a mi pancita, esa adrenalina, Max, mi hijo de 4 años ingresaba a un colegio nuevo, el ciclo anterior había sido un fiasco, una pésima elección de escuela y optamos por cambiarlo y algo me dice que esta vez no nos equivocamos, el está emocionado, no como yo bueno, al grado de no poder dormir sino como él sólo sabe hacerlo y ayer, justo ayer me tocó estar del otro lado, preparando uniformes, pintando zapatos, forrando libros, marcando lápices de colores; mi cuerpo ya sobrepasa la mesa, ya no está como cuando justo me quedaba el olor a plástico al tope de la nariz y me estremecía saber que tendría libretas nuevas, rosas y brillantes, una nueva lapicera y una nueva oportunidad de demostrarle al mundo quien era...
Estoy emocionada otra vez y ansiosa por que mi hijo descubra y se enamore de los libros y las letras, por que desarrolle esa sed de aprender y no se canse nunca de ello, vaya, no por nada me dormí a las 2 am y desperté a las 6:00! Hoy, cómo hace muchos años es una nueva oportunidad para todos!
