viernes, 1 de octubre de 2021

Entre ser y no ser... esto es lo que soy.

 No, no fui esa típica niña que jugaba con muñecas y bebés y se preparaba instintivamente para ser mamá... creo que quería ser mas bien como la Barbie... así independiente, multifacética, y obviamente muy rosa...

Creo que ambos destinos no apuntaban mucho para mi o alguien hizo una travesura y una mezcla rara y un relajo al fin.  A los 24, casi 25, me convertí en mamá por primera vez, el enano llegó en Diciembre en medio del frío, con unos cachetes perfectamente besables, unos ojos preciosos y así, sin más, me sacó de mí...

La travesía con Max al principio fue complicado, obviamente no estaba capacitada para ello, ni mentalmente ni en la teoría de cuando era niña ni en la práctica, yo a ser mamá y él a ser hijo de una perfecta novata. Después de 11 años creo que lo hemos hecho bien!

Casi 4 años después de Max, llegó Sofi, en medio de un tormentoso cuadro clínico de nacimiento y entonces ahora era Sofi quien me llevaba al extremo... "La cuarentena"? que fue de eso? el día 3 después de nacer ya tenía yo que viajar tres veces al día para poder ver a Sofi en cuidados intensivos, recuerdo mucho a mi mamá decir... Cuídate!!!! y yo sólo podía pensar "Esto es lo que me ha tocado vivir y le voy a hacer frente, no tengo opción, es mi hija y está solita en otra ciudad" y así, aún medio descocida del vientre iba y venía.

Son estas condiciones, a veces extremas, las que nos van formando, y forjan así nuestro carácter. Dicen que la vida, a través de las experiencias nos van preparando para lo que se avecina, y hace más fuertes tus cimientos para que en las guerras no decaigas, para que tus piernas no flaqueen y para que tus palabras no tiemblen.

Alguien me preguntó alguna vez... después de las golpizas que a veces te ha dado la vida, qué cambiarías?

Ni siquiera tuve que pensarlo, está por demás decir que sin cada una de las vivencias dulces y amargas probablemente no tendría este temple que tengo hoy para ser diplomáticamente paciente con dos hijos y tener el control emocional para no asesinar a más de uno.

Any





martes, 24 de octubre de 2017

Sentados

Y ahora estamos aquí... sentados porque es tanta la sensación física, que si me levanto siento como una energía me recorre el cuerpo de punta a punta y como eriza cada pelo por donde va pasando... La emoción se somatiza en el estómago y no, no me da diarrea, pero perfectamente puedo sentir cómo se aprietan mis tripas...

Hoy es la audiencia y llevo días pensando, reprochando, rabiando, riendo, sintiendo, llorando e invadiéndome de coraje, pero de ese coraje rudo, no del malo que hace que te decaigas y reprimas (no más)me he llenado de ese coraje del que estoy segura que en plena audiencia me invadirá por completo y entonces me acorazará para protegerme y enfriará mi cabeza dejando al aire mi objetividad y la VERDAD del por qué estamos aquí.

Ayer decidí dormir con los niños, si bien es cierto que me descobijan y patean y a veces hasta me golpean el ojo con toda la intención de sacarme el otro, necesitaba de ellos, mucho, de su calor, de sus abrazos, de sentir que estaban ahí cerca y que ante todo y ante todos es mi deber protegerlos al menos hasta que se hayan formado como seres conscientes e independientes...caray! Necesitaba sus ojos viéndome y necesitaba pensar en su futuro... qué es lo que quiero lograr con ellos, a dónde vamos?

Y después de varias noches sin dormir y con siestas que se convertían en pesadillas, estoy lista!

Si nuestro sistema judicial es sano y en verdad es que está a favor de los menores y la justicia pronto, espero, podré tener buenas noticias para mi pequeña familia y así dar por concluido este tropiezo que nos ha tenido ya 9 años en un impresionante desorden...